lunes, 31 de enero de 2011

Los best-sellers en la biblioteca


 
 
Muchas veces hemos hablado de la diferencia de los libros más vendidos y libros más leídos, un dato que muchas veces no se corresponde y dejamos que sean las listas de grandes librerías las que marquen qué libros son los más importantes o apreciados. Pues bien, desde el periódico Levante se han decidido a investigar de una manera un tanto local, pero que yo creo extrapolable al resto de España, analizando las cifras de la Biblioteca Pública de Valencia en cuanto a préstamo de libros durante el año 2010.


Si bien el año pasado fue un año en el que grandes superventas desembarcaron o navegaban por el mercado, como Dan Brown, Stephanie Meyer o el ubicuo Moccia, la verdad es que sorprende y, por qué no decirlo, se agradece que el libro más prestado durante 2010 fue Invisible, de Paul Auster, toda una delicia de novela que arrastró más que las conjuras, el amor adolescente y los vampiros juveniles.

Hay que tener en cuenta, claro, que tras las jornadas navideñas se regalan muchos libros, como El cementerio de Praga o El sueño del celta, y justamente esos, de los que se espera mucho préstamo, acaban por estar siempre disponibles, no se sabe si por poco interés o por haber sido superventas. Lo cierto es que el recorrido de los libros de una gran biblioteca nos puede dar claros indicios de lo que a la gente le gusta leer, al menos en corrientes como la de la novela negra nórdica -donde Mankell y Läckberg se mantienen en números bastante altos-, y vemos que algunos números cuadran con las ventas de las ferias del libro, con El asedio, El tiempo entre costuras o Sunset Park dentro de los títulos más prestados.

Así que podemos ver cómo la gente que acude al préstamo, lectores de tomo y lomo, combinan tendencias, superventas y algunos libros que no parecían destinados a lo más alto… sería interesante tener acceso a un informe más amplio para comprobar esos volúmenes que nunca se dejan de prestar y que se convierten, poco a poco, en los auténticos libros más leídos de la historia. Etiquetas: bibliotecas, libros más leídos, top libros

Fuente: http://www.lecturalia.com/


Publicado en http://ar.groups.yahoo.com/group/RichardeBury/


domingo, 30 de enero de 2011

I Encuentro de Instituciones con fondos antiguos y raros

Estimados:

Invitamos al I Encuentro nacional de instituciones con fondo antiguo y raro **.
Dejamos información en archivo adjunto.
Cordialmente,
Analia Fernández Rojo
** Del 25 al 28 de abril de 2011.Auditorio J.L.Borges
     Biblioteca Nacional de la Repùblica Argentina
Informes e inscripciòn
Analìa F.Rojo /Jorge Dìaz
Catàlogo Nacional Unificado-Programa de bibliografìa Colonial
Tel 054 11 4808 6071
publicado en

jueves, 27 de enero de 2011

Revolución en la BIBLIOTECA (Stony Stratford-Inglaterra)

 
En Inglaterra ha habido una rebelión de los lectores, ante la noticia del cierre de las bibliotecas con escaso número de usuarios. Las razones esgrimidas por la autoridad municipal para cometer tamaña felonía han sido el necesario recorte de gastos presupuestarios y los hábitos de los lectores, que están cambiando desde la aparición de Internet.

Los hechos han ocurrido en Stony Stratford, una apacible ciudad a menos de cien kilómetros de Londres. Ante la alarmante noticia del cierre de su biblioteca municipal, los vecinos se han apresurado a acudir a la llamada de una asociación cívica ("save de Stony Stratford Library") y se pusieron de acuerdo para retirar los 16.000 volúmenes de la biblioteca para demostrar que sigue siendo de una gran utilidad pública. Quieren presionar de ese modo para que la autoridad municipal renuncie a su proyecto de cerrarla. Cada uno ha retirado el número máximo de libros permitidos en préstamo. En pocos días la biblioteca municipal se ha quedado sin libros, ha sufrido una bibliofugia* repentina.

Francamente, en un mundo como el actual, no me ha sorprendido la noticia del cierre de una biblioteca pública. Hace tiempo que lamento la desaparición de las buenas librerías, de las que están dando cuenta las fuerzas implacables del mercado. Es un pasito más, pero esta vez el paso lo tiene que dar, al parecer, el poder público. El objetivo final es sumergir a la población en la subcultura que los medios audiovisuales iniciaron hace años y que ha degenerado en el culto al feísmo en el arte, al fomento del mal gusto, a la tele-basura y otras basuras análogas (comida basura, pensamiento basura, etc.). Ahora con la excusa de la expansión de Internet, que ha vuelto a obligar a la gente a leer sus contenidos, aunque sea de forma bibliopépsica*, nos cuentan que el gasto que producen obligan a los gobiernos a cerrarlas. Ya las tenían en su punto de mira, cobrando derechos de autor por sus préstamos gratuitos.

En estos tiempos de crisis, tengo el convencimiento de que los políticos están siendo empujados de manera implacable por la sinarquía, a avanzar por un camino en el que no creen, pues nos lleva a la pobreza material y espiritual, pero al que temen enfrentarse con su impotencia. Y así, haciendo malabarismos ambiguos desarrollan políticas taimadas, de desarme frente a los poderosos. Desmantelan y dañan irremediablemente todo lo que puede oponer resistencia a este estado de cosas: debilitan el propio Estado, al que dicen que hay que adelgazar, renunciando a que funcione bien; dejan degradar y contaminar la tierra y la naturaleza, que se nos muere aceleradamente sobre-explotada produciendo inútiles bienes de consumo; olvidan a los viejos y jubilados, que al parecer no consumen lo suficiente, y a los que hay que acortar la vida, reduciendo sus pensiones y su protección sanitaria; fomentan polémicas falsas sobre temas secundarios, como cortinas de humo; en fin, manipulan la historia y pretenden rebajar la cultura y la educación, pues el pensamiento puede ser germen de una nueva espiritualidad que tomase conciencia crítica de todo ello, lo que sin duda les parece peligroso.

Todo esto se hace en pro de la reducción del déficit, del crecimiento del PIB, de la viabilidad de la economía y de la libertad los mercados, como si esos fueran valores en sí mismos, cuando sólo tendrían que ser instrumentos para alcanzar mayor bienestar y riqueza, claro que no nos dicen de para quién es esa riqueza. Prueba de la falacia global, es que nadie se pregunta por qué ese libre mercado mantiene abiertas cadenas de televisión inmundas y medios de comunicación manipuladores que pierden dinero a espuertas; por qué los directivos de grandes corporaciones en quiebra reparten beneficios y bonus millonarios, etc, etc. A esos no se les piden cuentas.

Los políticos quieren ignorar, aunque los sinarcas lo saben bien, que la única manera de salir de todo esto pasa por luchar contra el consumo y el despilfarro, proteger la naturaleza, superar los egoísmos del liberalismo y la competencia despiadada; que no hay que caer en los sentimientos excluyentes de nación, religión o raza; que debemos luchar contra la ignorancia y tomar conciencia de esas cosas, que todos sabemos que son injustas, y buscar las fuentes de la buena vida y de una vida buena, que le den sentido, para dejar algo que permanezca cuando ya no estemos. No nos engañemos, todo eso no lo van a poner fácil. La ciencia y la técnica no van a venir a salvarnos, porque igual que los medios de comunicación y la política, están en manos de los poderosos. Sólo podemos virar el rumbo con cultura, tolerancia, educación y pensamiento. Ellos lo saben, por eso cierran librerías y bibliotecas, como están cerrando internet.

Acabarán incendiando nuestros libros, como otros tiranos biblioclastas* hicieron en la historia. Y tengamos cuidado, porque Heinrich Heine dijo que "allí donde queman libros acaban quemando hombres". Yo siempre pienso que no debemos caer en el catastrofismo ni fomentar el miedo, que es lo que ellos hacen para poder vendernos que sus intereses son la única salvación posible. Pero parece que se va acercando el momento descrito en Fahrenheit 451, la novela de Ray Bradbury, en la que convierten a los lectores en delincuentes y queman todos los libros.

El ejemplo de los habitantes de Stony Stratford nos trae algún optimismo. Todavía podemos organizar la resistencia ¿Qué hará ese ayuntamiento inglés con su biblioteca? Si finalmente acabaran cerrándola, pienso yo que los admirables ingleses, lectores rebeldes, acabarían organizando un sistema de intercambio cívico de sus fondos, impidiendo que desaparecieran los libros, manteniendo la función cultural de lo público y fomentando el amor a la lectura. Si las cosas se pusieran peor quizá se convirtieran en "hombres libro". Creo yo que nunca se rendirían.

Hagamos votos por su éxito, y organicemos la rebelión, porque si no militamos por el libro, como hacen los ingleses, mal nos va a ir. Y hagámoslo rápido, porque en este país parece que cuando nos acercamos a la modernidad, y empezamos a tener una red de bibliotecas digna de ese nombre, los demás ya están de vuelta cerrándolas. Mientras tanto no dejen de acudir a la que tengan más cerca de su casa.


Daniel Diaz /Bibliotecario Argentino


miércoles, 26 de enero de 2011

La segunda Biblioteca más grande de Brasil reabre sus puertas en Sao Paulo


La Biblioteca Mario de Andrade, la segunda más grande de Brasil, reabrió hoy sus puertas en Sao Paulo coincidiendo con el aniversario de la fundación de la ciudad, tras haber permanecido tres años cerrada por obras de modernización.
El alcalde de la ciudad, Gilberto Kassab, ofició la ceremonia de reapertura del edificio, ubicado en el corazón de la capital paulista, en un acto al que también acudieron la ministra brasileña de Cultura, Ana de Hollanda, el gobernador del estado de Sao Paulo, Geraldo Alkmin, y el ex candidato a la Presidencia del país José Serra.
"Es un regalo a la ciudad. Un equipamiento extraordinario, una biblioteca que trae muchos recuerdos. Yo mismo tengo buenas historias vividas aquí. En mi infancia pasé tardes en la Mario de Andrade", aseguró Kassab, citado en un comunicado oficial.
Para el alcalde, una vez restaurada la biblioteca da "la oportunidad" de continuar escribiendo en ese espacio "la historia de Sao Paulo".
Según la agencia privada Estado, el acto fue interrumpido por un grupo de unos 40 manifestantes que irrumpieron en la biblioteca e increparon al alcalde con consignas como "Kassab toma el autobús" o "Kassab, ladrón, baja la conducción" para protestar por la subida del 11% de la tarifa de transporte público paulista.
La biblioteca pone a partir de hoy a disposición de los ciudadanos un fondo de 327.000 libros, entre los cuales se encuentran 51.000 piezas consideradas raras o especiales, según una nota de la institución.
Además de las obras de restauración de la biblioteca, que han tenido un coste de 16,3 millones de reales (unos 9,7 millones de dólares), la plaza José Gaspar, donde se encuentra el edificio, también fue revitalizada.
Inaugurada en 1926 en otra zona de la ciudad, la Mario de Andrade fue trasladada en 1943 a su actual ubicación, un espacio art déco de 12.032 metros cuadrados proyectado por el arquitecto francés Jacques Pilon.
Las obras de restauración han permitido recuperar la fachada, impermeabilizar la azotea, modernizar las redes internas de infraestructura eléctrica, convertir el espacio en un edificio accesible y adecuar las plantas de almacenamiento del acervo, entre otras mejoras.
Los responsables de la institución han programado una nutrida agenda de actividades culturales que incluyen visitas guiadas y presentación de libros, además de una serie de conferencias y actuaciones dedicadas a la música de los diferentes pueblos que, procedentes de todo el mundo, se confunden en Sao Paulo y confieren a la ciudad un genuino espíritu multicultural.
 Agencia EFE (Sao Paulo, 25 ene.)

Daniel Diaz /Bibliotecario Argentino


martes, 25 de enero de 2011

ISBN: el cocktail de los datos sobre libros

Nuestros lectores habituales lo recordarán: hace algo más de tres años, Rafael Martínez Alés daba la voz de alarma acerca de la posible fragmentación del registro del ISBN en España. Pues bien, el ISBN, que venía estando regulado por el Ministerio de Cultura, ha pasado ya a manos de la Federación de Gremios de Editores. Esto impedirá la división de la base de datos, pero por otro lado representa una privatización, como ha explicado muy bien Elvira Huelbes. Durante un periodo de transición que puede durar un año la base de datos consultable de ISBNs seguirá siendo la del Ministerio.
Es bien sabido que el ISBN es un identificador estándar e internacional (las siglas corresponden a International Standard Book Number) que se asigna a cada edición diferente de una obra que está en el circuito de venta, ya sea en una librería o en la web. En la versión en papel, el ISBN figura como un código de barras.
Para conocer algunas de sus repercusiones de la privatización hemos hablado con el Director de la nueva agencia del ISBN, Miguel Jiménez. A diferencia de la gratuidad anterior, ahora dar de alta un ISBN costará dinero, "aunque menos, o incluso mucho menos, que en cualquiera de los países similares al nuestro". Las tarifas definitivas aún no han sido aprobadas, pero sí que parece que rondarán los 3 euros por ISBN, en una escala que irá abaratando el precio de quienes más ISBNs compren: en grandes cantidades, pueden llegar a salir a 30 céntimos de euro la unidad. Las pequeñas editoriales, por tanto, serán las más gravadas.
Los autores-editores, las personas que utilizan por ejemplo los servicios de una empresa como Lulu para hacerse sus propios libros, deben obtener un ISBN sólo si quieren que su obra esté a la venta por los canales habituales. Las empresas de impresión bajo demanda a veces prestan también el servicio de conseguir un ISBN, cobrándolo. Estos autores-editores serán claramente los más perjudicados en la nueva situación española, porque se les puede llegar a cobrar 10 veces más que los editores profesionales, por el hecho de que "registrar el ISBN de un autor-editor puede ser tan trabajoso, o más, que procesar los que presente un editor normal".
Hay que recordar que el ISBN hoy no es un trámite obligatorio, salvo que se quiera llevar el libro a las librerías, físicas o virtuales. En teoría, una obra que no va a pasar por el circuito abierto de venta (por ejemplo, un libro a la venta sólo en la web de su editor, ya sea en papel o en edición digital), no requeriría ISBN, señala Jiménez. El trámite tampoco protege la propiedad intelectual. La sección "Qué no es el ISBN" de la web de la agencia aclara todos estos extremos.
Normalmente, las bases de datos de ISBN además de información sobre autor, título, editor, etc., tienen también otras informaciones, como lengua de origen (en el caso de las traducciones), o la materia. Ya expusimos en su día la importancia de la clasificación por materias, así como el hecho de que DILVE, la joven base de datos de libros en venta, auspiciada por los editores, ha elegido el sistema BIC. ¿Qué va a hacer en este aspecto el ISBN? Dejará de lado, dice Miguel Jiménez, la CDU que venía usando, y utilizará también BIC.
El hecho de decantarse por un sistema mejor de clasificación no es una garantía por sí solo: quienes asignan la materia son los editores, y si ellos no lo hacen bien, el libro quedará mal encuadrado. Y la experiencia demuestra que las editoriales, en las que no hay por lo general documentalistas ni personas que puedan cumplir su papel, delegan esta fina tarea en el último becario. Si para una novela perecedera esta cuestión puede no afectar mucho a las ventas, para libros científicos, de ensayo o de enseñanza la mala visibilidad en las bases de datos de materias puede ser todo un handicap. En el caso de los libros electrónicos, de la calidad de los metadatos dependerá su adecuada inserción en el ecosistema informativo.
El mencionado DILVE es una base de datos que impulsaron los editores como complemento al ISBN (que gestionaba el Ministerio): éste recogía todos los libros editados, aunque estuvieran agotados, y el DILVE las obras efectivamente a la venta que añadieran, de forma voluntaria, sólo los editores agremiados (que son la mayoría, pero no todos). Por otra parte esta base de datos de libros en venta contiene no sólo los datos bibliográficos, sino también cubiertas, solapas, capítulos de muestra, y otros elementos orientados a informar mejor al posible comprador. DILVE ha tenido desde su creación un buen desarrollo: a estas alturas gestiona casi 290.000 libros. ¿Habrá entonces dos sistemas prácticamente con los mismos objetivos y contenidos? Opina Miguel Jiménez: "ISBN y DILVE deben ir convergiendo". DILVE ya tiene una pasarela con el ISBN, .
Pero esto no es todo: los libreros (que parecen hacer rancho aparte , o tal vez son los editores quienes lo hacen respecto a los libreros: nunca se sabe) tienen su CEGAL en Red, que reúne datos de ISBN, de DILVE y de otras fuentes.
¿Acaba aquí la proliferación de almacenes de prácticamente los mismos elementos? No, por cierto: de nueva creación es el ISTC (International Standard Text Code), un identificador de la "obra", al que luego habría que ligar las "manifestaciones" de la misma, sea una edición en tapa dura o un archivo ePub. De extenderse su uso, habría obras con un código ISTC, localizables fácilmente en una base de datos común, que luego enlazaría con todas y cada una de las versiones en libro o en archivo digital.
Hablando de esto, ¿y los libros digitales? Ya en el 2005 la Agencia Internacional señaló que cada edición electrónica diferente debe tener también su propio ISBN. La Agencia Internacional del ISBN ha emitido un conjunto de directrices y Preguntas Frecuentes "para ayudar a las agencias nacionales de ISBN, editores, intermediarios y otras partes interesadas en la identificación apropiada de medios digitales, incluyendo 'aplicaciones' [los programas que permiten leer obras en productos Apple]". En resumen: sigue habiendo la necesidad de tener un ISBN diferente para cada archivo en un formato distinto, más además, si un mismo formato presenta dos DRMs distintos (llamados extrañamente en la traducción GDD, por "gestión de derechos digitales"), cada uno de ellos debe tener su propio ISBN. ¿Acaba aquí la cosa? Tampoco… Si uno quiere distribuir capítulos o partes separadas de un libro (algo que en la edición científico-técnica es mucho más frecuente que en las novelas…) cada una de ellas debe tener su ISBN propio. Un manual sobre programación, por ejemplo, que constara de diez capítulos y que se quisiera explotar en dos formatos, en dos mercados diferentes bajo restricciones de uso (DRM) distintas, y con venta de capítulos independiente podría llegar a acumular 44 ISBNs, si he contado bien.
Pero (dirán algunos) ¿no existía el DOI, Digital Object Identifier precisamente para eso? Bueno: el identificador DOI (que lleva dando vueltas por ahí al menos desde hace catorce años; ) resulta que se puede integrar también en la cadena de caracteres del ISBN.
Editores, libreros, gestores ministeriales que dejan de serlo, estándares internacionales, supra estándares internacionales, estándares para obras digitales, fabricantes de formatos para e-book, fabricantes de medidas anticopia… Agítese y sírvase con una aceituna. ¿Será el ISBN el vaso que contenga todo?

lunes, 24 de enero de 2011

Los libros más caros de 2010

Los libros más caros de 2010

¿Te imaginas pagar más de 10000 € en un libro? Si el lector habitual se queja cuando el libro que desea comprar se sale de su presupuesto (habitualmente entre 10€ y 30€), imaginad lo que puede significar soltar 12000 € por una obra escrita. Claro que es muy diferente ser lector habitual y ser coleccionista de libros antiguos, raros, o simplemente caros.

La conocida web Abebooks, una de las mayores vendedoras de libros del mundo, publicó recientemente una lista con las diez obras en las que más se había invertido durante el año 2010, y estos son los resultados:

1. El manuscrito en árabe de Al Wajaza Fi Sihhat Il Qawl Bi l Ijaza. A nada menos que 45 000 dólares estadounidenses, al cambio unos 33 500 € de nada. Esta importantísima obra acerca de las palabras y obras del profeta Mahoma se escribió originalmente en el siglo 10, y esta copia en concreto es del siglo 12 ó 13.

2. El archivo de cartas, manuscritos, documentos, artículos y otros escritos de Oriana Fallaci. Por la tremenda cifra de 28 994 dólares puedes tener este compendio histórico de la que fue, posiblemente, la periodista más famosa del mundo. El archivo tiene miles de páginas, muchísimo material inédito y escritos muy personales de esta llamativa y siempre polémica mujer.

3. Moby Dick, de Herman Melville. Por 28 900 dólares el comprador obtuvo una edición de lujo de 1979 de la obra de Melville, una edición de la que sólo existieron 265 copias. Incluye grabados e ilustraciones firmadas por su dibujante, y es considerado uno de los libros más bellos de todos los que se han publicado.

4. Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, de Edward Gibbon. Por 27 500 dólares uno puede adquirir un ejemplar de la primera edición (de la que sólo hubo 1000 ejemplares), dividido en seis tomos, de uno de los libros más influyentes en el ámbito de la Historia.

5. Casino Royale, de Ian Fleming. 19 529 dólares no es una suma demasiado desorbitada por un ejemplar de la primera edición de uno de los libros más conocidos de la saga del gran James Bond.

6. El Atlas Otomano. A 19 500 dólares, este atlas incluye 31 mapas coloreados a mano.
7. Obra completa de Herman Melville. Queda claro que Melville goza de gran admiración. Nada más y nada menos que 16 volúmenes componen esta recopilación, en un conjunto de 1922 del que sólo se realizaron 750 copias. La colección vendida por Abe Books era la 258.

8. Botanical Magazine (42 volúmenes), de William Curtis. El comprador gastó 15 592 dólares en los primeros 42 volúmenes de esta revista que se lanzó en 1787, convirtiéndose en la publicación más longeva sobre botánica.

9. El libro de Kells. Adquirido por 14 859 dólares, se trata de una edición facsímil de la edición Verlag Luzern de esta obra religiosa sobre el cristianismo irlandés en su etapa temprana. Escrito en alemán, incluye miniados medievales de gran belleza.
10. Comentarios sobre la  Constitución de los Estados Unidos, de Joseph Story. Vendido por 14 062 dólares, el comprador se llevó un ejemplar de la primera edición de este importante tratado político.

El Falucho que no fue Falucho [otra truchada de Don Bartolo M.]


De alguna manera, como en el cuento de Edgar Allan Poe, en el que todos buscan una carta que siempre tienen delante de los ojos, en la Secreta Buenos Aires hay imágenes tan a la vista que muchas veces ni se ven. Un ejemplo es el monumento que ocupa la pequeña plazoleta triangular de Fitz Roy, Santa Fe y Luis María Campos, en Palermo. Está allí desde el 23 de mayo de 1923 y es la primera obra íntegramente realizada por artistas argentinos.
Lo más curioso de la obra no es esa imagen heroica de un soldado abrazado a su bandera, sino el personaje al que evoca. Según la historia recopilada por Bartolomé Mitre en su libro sobre San Martín y la emancipación sudamericana, recuerda la heroica gesta de Antonio Ruiz, un soldado negro que había nacido en Buenos Aires y que en el momento del acto que le costó la vida integraba el Regimiento del Río de la Plata, que se encontraba en Perú como parte de la campaña libertadora.
Esa historia dice que Ruiz, al que todos llamaban Falucho, fue fusilado después que un motín en la guarnición de El Callao volviera a colocar la bandera española en el mástil del torreón. Como Falucho se negó a rendirle honores a esa bandera, fue ejecutado a balazos. Mitre cuenta que antes de morir el soldado gritó: "Viva Buenos Aires". Y aunque no menciona cuál era la bandera que abrazó antes de morir, siempre se supuso que era una argentina. Y así lo representa el monumento en Palermo.
Esa es la historia que siempre se conoció. Sin embargo, otras investigaciones dudan de que ese soldado negro asesinado en El Callao haya sido Antonio Ruiz. Afirman que en ese regimiento sólo había un soldado con ese nombre quien, en 1819, ya era cabo segundo, lo que hace imposible que, en febrero de 1824 (cuando ocurrió el asesinato en la torre) ese hombre estuviera en el puesto de guardia. Y también mencionan que no hubo tal fusilamiento sino que el soldado fue muerto a bayonetazos. Y para agregar más polémica a la cuestión citan un testimonio del general Miller quien, en 1830, dijo que el Negro Falucho se paseaba aún por las calles de Lima.
Lo más probable es que el soldado negro que dio su vida en El Callao haya sido otro Falucho y no Ruiz. Es que en el ejército libertador de San Martín hubo unos 1.500 negros criollos quienes, agradecidos porque la revolución les había dado la libertad, se integraron a esa campaña, tanto en el Ejército del Norte que comandó Manuel Belgrano como en el de Los Andes, que lideró José de San Martín.
La leyenda del Negro Falucho ya atravesó la historia. Dicen que cuando lo mataron, en forma despectiva, le gritaron "revolucionario". Y que él respondió: "Malo es ser revolucionario pero peor es ser traidor". A unas pocas cuadras del monumento que recuerda ese acto heroico hay otra gran estatua ecuestre. Es la que evoca al prócer italiano Giuseppe Garibaldi y que fue inaugurada en junio de 1904, frente a los viejos portones que estuvieron en Palermo hasta 1917. Pero esa es otra historia.
Por  Eduardo Parise - enero 2011



sábado, 22 de enero de 2011

Historia de la filosofía / Julián Marías

Sinopsis:
Julián Marías fue un gran ensayista y distinguido filósofo católico español, uno de los discípulos más destacados de Ortega y Gasset, su maestro y amigo, con quien fundó, en 1948, el Instituto de Humanidades en Madrid.
  http://www.4shared.com/get/B-z7s2NG/Historia_de_la_filosofa_-_Juli.html


Conferenciante en numerosos países de Europa y América y profesor en varias universidades de Estados Unidos, su presencia en el mundo intelectual español ha sido constante: colaborador de relevantes periódicos, fue miembro de la Real Academia desde 1964 y senador por designación real entre 1977 y 1979. Presidió la Fundación de Estudios Sociológicos, desde su creación en 1979 hasta que falleció en 2005. En 1996 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.En 1941, publica su primer libro, la "Historia de la Filosofía" , un repaso extenso, ameno y sucinto de la materia, desde sus orígenes hasta ese momento que, dada su claridad expositiva, se convertirá en manual de éxito entre estudiantes hispanos y, a raíz de su traducción al inglés, también entre los del ámbito anglosajón.
En esta temprana obra ya están presentes algunas de las claves del estilo característico de Marías: claridad y transparencia en la exposición, rigor en las fuentes, y explicación desde la filosofía de la razón vital, que comparte con su maestro Ortega. Las numerosas ediciones de la "Historia de la filosofía" , son la mejor prueba de la continuada vigencia de esta obra ya clásica. En el prólogo a la primera edición, Xavier Zubiri vaticinó que esta historia de la filosofía representaría para los estudiantes "un instrumento de trabajo de considerable precisión, que les ahorrará búsquedas difíciles, les evitará pasos perdidos en el vacío y, sobre todo, les hará echar a andar por el camino de la filosofía".

DISPONIBLE:

viernes, 21 de enero de 2011

Pantallas y libros, en el mismo mundo (Entrevista a Roger Chartier)

El prestigioso historiador francés destaca la importancia de la escuela como herramienta clave para lograr una relación armónica entre la tecnología digital y la cultura del libro impreso.

Cuando se trata de analizar el pasado, el presente o el futuro del libro, resulta imprescindible abrevar en el pensamiento de Roger Chartier (Lyon, 1945). De sus numerosos trabajos sobre las prácticas de escritura y de lectura en Occidente pueden citarse el ya clásico El mundo como representación (Gedisa, 1992) y otros más recientes, como Escuchar a los muertos con los ojos (Katz, 2008). A pocas semanas de haber recibido el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de San Martín, el historiador francés conversó con adncultura sobre algunos de los temas que lo apasionan: los libros, las disputas con la cultura digital y la educación.

-En su lección inaugural en el Collège de France, titulada "Escuchar a los muertos con los ojos", usted formula una pregunta elemental, básica, que me gustaría retomar aquí. La pregunta es qué es un libro.
-Hay varias definiciones que podemos tener en cuenta, como aquellas surgidas de las metáforas empleadas en el Siglo de Oro o de las distinciones conceptuales del siglo XVIII, que sostienen que el libro tiene cuerpo y alma. O que el libro, como decía Kant, es, por una parte, un opus mechanicum , un objeto material producido por una técnica, que como objeto pertenece a quien lo compra; y, por otra, un discurso, una obra dirigida a un público que, en ese sentido, pertenece a quien lo compuso.

-¿Qué sucede con el sentido de la obra? ¿Es patrimonio del autor o del lector?
-La situación es realmente compleja. Porque lo que lee el lector es un libro, pero los autores no escriben libros. Escriben obras, discursos que otros -editores, impresores, tipógrafos- transforman en libros. Esa transformación da una forma al texto que algunas veces desborda o incluso contradice las intenciones del autor. Y de lo que se apropia el lector es del texto en su forma material. Pero, por otro lado, la construcción del sentido que realiza el lector no remite sólo a sus expectativas o categorías, sino también a la experiencia de lectura que cada forma particular del texto produce. De ahí, para mí, la necesidad de vincular tres elementos en el análisis: los procedimientos de composición, las apropiaciones (tanto en una misma sociedad como a lo largo del tiempo) y la forma material de los objetos escritos e impresos.

-En varias ocasiones se ha referido usted a un proceso de "desmaterialización de la obra", que se acentúa desde hace varios siglos. ¿Cuáles serían las causas y los alcances de esta desmaterialización?
-Hay muchas razones que han borrado el efecto de la materialidad de la inscripción. En primer lugar, la definición de la propiedad literaria impulsada en el siglo XVIII, que establece que el autor es propietario de un texto, independientemente de sus formas materiales sucesivas o contemporáneas. El copyright protege la obra en su esencia inmaterial, en su dimensión de producción estética o intelectual. Y a partir de ese momento el derecho en sí mismo opera la desmaterialización de la obra. Es muy interesante el momento en que surgen las disputas por el copyright . Allí vemos el problema de defender la propiedad literaria de un autor sobre su obra en un momento en que el sueño de la Ilustración indicaba la posibilidad para todos de apropiarse de las ideas que se consideraban útiles para el progreso de la humanidad. Hay autores como Condorcet, en Francia, que rechazaban radicalmente toda idea de propiedad literaria, porque consideraban que nadie podía apropiarse de las ideas fundamentales para el proceso de la Ilustración.

-¿Cuáles serían las otras razones de la desmaterialización de la obra?
-Otra razón fundamental está vinculada con la recepción. En este sentido, es el lector mismo quien desmaterializa la obra leyéndola. Inconscientemente, crea una relación en la cual el texto pierde toda forma de especificidad particular. Es el discurso del otro con el cual el lector dialoga, en el cual penetra, o es el discurso el que penetra en él.

-Ingenuamente, el lector puede experimentar el texto como una especie de voz interior, despegada de toda materialidad. Pero también, desde un lugar para nada ingenuo, buena parte de la crítica literaria ha desestimado la materialidad del texto.
-En realidad podríamos decir que esto fue reforzado por toda la crítica literaria, tanto por la más clásica como por la que provino del estructuralismo. La crítica clásica, para la cual el texto está en el corazón o en la mente del autor, no se ocupó de la forma material, sino de la intención del autor. Pero tampoco lo hizo la crítica originada en el estructuralismo francés que, si bien en cierto modo borró al autor, ubicó el sentido en el funcionamiento lingüístico del discurso, sin dejar lugar para el efecto de la materialidad, de la forma de inscripción.
-Cuando usted publicó Las revoluciones de la cultura escrita (Gedisa, 2000; edición francesa, 1997), la de-aparición del libro como objeto parecía inminente. Sin embargo, aún son muchos los lectores que se mantienen fieles al libro de papel.
-En aquel momento había un discurso encerrado en una postura profética que vaticinaba la desaparición inmediata del libro. Algunos presentaban esto con entusiasmo y otros lo rechazaban. Me parece que ya hemos salido de ese antagonismo, en especial, gracias a la idea de que la construcción del sentido de un texto, sea por su autor, sea por su lector, no es independiente de la forma de su inscripción. Se ve que no hay equivalencia entre un texto sobre la pantalla y un texto en la forma de libro impreso. Inclusive aunque el texto pudiera ser considerado lingüísticamente el mismo, la relación con él es por completo diferente. No sólo en cuanto a la postura del cuerpo, sino que también la práctica de lectura es diferente.

-¿Cuáles son esas diferencias?
-Un elemento central, clave, de la lectura es la relación que se puede establecer en cada momento e inmediatamente entre el fragmento, la parte y la obra en su totalidad: coherencia e identidad. Tanto en el caso de la novela como en el del ensayo, se ve que el libro impreso permite esa relación con una facilidad que no se encuentra en el electrónico. En el mundo digital, el fragmento se descontextualiza de la totalidad a la cual pertenecía. Ésta es una propiedad que favorece a los textos que son fragmentos de un banco de datos, porque se supone que nadie va a leer un banco de datos en su totalidad. Pero cuando se trata de un libro que tiene una lógica narrativa, demostrativa o argumentativa, se ve que la expectativa del lector (por lo menos, del lector que entró en el mundo de la cultura escrita con los libros impresos) se mantiene fiel al objeto libro, en el cual, si bien no se está obligado a leer todas las páginas, siempre la relación entre fragmento y totalidad se hace posible.

-En esta situación, ¿tiene sentido mantener la distinción entre un cuerpo y un alma en el libro?
-Actualmente, además del libro como objeto particular, está la computadora, que conlleva todos los textos y que también sirve para lectura y escritura. Ahora, si se torna complejo mantener el libro como cuerpo, ¿qué se mantiene del libro como discurso o del libro como alma? Ésta es toda la discusión a propósito del concepto mismo de libro electrónico. ¿Cómo se puede mantener el criterio de identificación del libro como obra en el mundo digital?

-¿Se puede?
-El problema es que el mundo digital, en su origen, sostuvo la idea de texto móvil, maleable, abierto, gratuitamente distribuido. Toda una serie de conceptos que se oponen término por término a los criterios que definían el libro como discurso en el siglo XVIII, es decir, una obra que no es móvil en cuanto a su texto -aunque puede serlo en sus formas-; que no es maleable; que está impuesta por la forma de inscripción; que pertenece a un autor que tiene derechos a la vez económicos y morales sobre ella; y, finalmente, que circula mediante la actividad editorial y el mercado de la librería.

-¿Esa oposición continúa siendo vigente?
-Hay una tensión entre dos posiciones. Por un lado, la de quienes sostienen que el mundo de los textos podría ser un mundo de discursos sin propietarios, producidos de una manera polifónica y que se separan de la originalidad, remitida al pensamiento o al sentimiento de un individuo singular. Por otro, la de quienes buscan introducir en el mundo digital dispositivos que permitan mantener las categorías de singularidad, originalidad y propiedad. Es decir, que los textos sean cerrados, que el lector no pueda intervenir dentro de ellos; que el acceso no sea necesariamente gratuito sino que, como en el caso de un libro impreso, suponga un pago, y que se reconozca la obra como algo móvil, en la medida en que puede ir de una computadora a otra, pero que no esté abierta, que esté identificada como una composición que tiene una originalidad y una singularidad que remiten al nombre propio de su autor.

-¿Qué piensa de los casos cada vez más frecuentes de textos pensados y escritos para el mundo electrónico (blogs, páginas de Internet) pero que posteriormente son editados como libros en papel?
-Hay una suerte de irónica revancha de la forma clásica del libro. Porque esas prácticas de escritura que tienen su origen y su sentido en el mundo digital -con una forma breve, con una secuencia temporal, con una apertura al diálogo con el lector- hoy en día se encuentran en un formato que es contradictorio con la lógica que ha conducido a esa escritura. Esto se podría interpretar como una prueba de la fuerza que perpetúa al objeto impreso. Pero, al mismo tiempo, se puede interpretar como la fuerza de la propuesta de una nueva manera de escribir, que se inventó porque justamente estaba alejada, distanciada de los criterios clásicos de la escritura para el texto impreso. Esto refuerza la idea de que más que una sustitución radical, lo que vemos hoy son múltiples formas de coexistencia entre escritura digital e inscripción impresa. Las pantallas y los libros impresos pueden cohabitar el mismo mundo: esto es algo que experimentamos todos los días.

-¿Hay factores que pueden desestabilizar la armonía de esa convivencia?
-En primer lugar, no debemos pensar que todos tienen un acceso inmediato a la tecnología. Inclusive los países desarrollados tienen límites culturales, económicos, técnicos en cuanto a dicho acceso. Esto es algo que no se debe olvidar. Pero a esa división se agrega un problema generacional. Es fundamental la diferencia entre los que entraron en las pantallas a partir de la cultura escrita, manuscrita o impresa, y los más jóvenes que, a la inversa, algunas veces entran en el mundo de la cultura escrita a partir de una experiencia que se ha construido y que se experimenta cada día frente a la pantalla.

-Los jóvenes que son muy hábiles para leer y escribir mensajitos de texto pero que tienen dificultades para estudiar textos académicos.
-Exacto. Estamos frente a nuevas generaciones de lectores que han construido sus hábitos frente a una inscripción textual que no tiene mucho que ver con la práctica clásica del libro, del diario, etcétera. En esos casos es probable que surjan dificultades en la lectura por una inapropiada aplicación a los textos impresos de la manera de leer que se ha construido frente a la pantalla y que supone la discontinuidad, la segmentación, la fragmentación. Éste es un desafío fundamental, que debe considerar -y que ya considera- la escuela.

-¿Cuál es el papel de la escuela? ¿Formar a los niños en las nuevas tecnologías o insistir en presentarles una modalidad de lectura tradicional, que se considera en crisis?
-Ambos. Porque por un lado, es absolutamente necesario dar a todos los ciudadanos facilidades para entrar en el mundo digital que se impone a ellos cada día. Es un mundo no sólo de placer, de juegos electrónicos. Es también el mundo del formulario administrativo, el mundo que sirve para construir lo cotidiano. De esta manera, la nueva forma de analfabetismo podría ser la exclusión del mundo digital: gente capaz de leer y escribir, pero incapaz de entrar en este nuevo mundo múltiple, de negocios, de formularios, de juegos, de descubrimientos, de aprendizaje. En esta perspectiva, la escuela debe otorgar un lugar central a la presencia del mundo digital. Pero por otro lado, evidentemente, la escuela debe mantenerse como el lugar en el cual pueda aprenderse la cultura escrita en sus formas más tradicionales. Debe mostrar que hay formas de lectura diferentes de la lectura discontinua y rápida que tiene lugar frente a la pantalla; y que esas formas pueden ser provechosas precisamente porque son diferentes.

-¿Es una tarea que la escuela puede llevar adelante?
-Me parece que es una tarea enorme, difícil, la que se les pide a los maestros y maestras, pero esta relación dialógica permitiría mantener la doble comprensión necesaria para los ciudadanos de los siglos XXI o XXII. Los niños no pueden estar fuera del mundo digital, que está en todas partes. Es semejante a lo que sucede con la televisión. La escuela no puede apagarla. Lo que puede hacer es enseñar a utilizarla: a discriminar, a elegir, a criticar. De la misma manera, el ingreso en este mundo digital debe acompañarse de una relación sostenida con el pasado que es todavía un presente. Es decir, el pasado presente de la existencia de algunos textos u obras con una forma que permite -más que la digital- una comprensión y una construcción del sentido -y, por ende, del individuo- en su relación crítica con la sociedad o con los otros o con la naturaleza.

Por Gustavo Santiago -Para LA NACION




Daniel Diaz / Bibliotecario Argentino

jueves, 20 de enero de 2011

Nuestra Señora de los Buenos Libros (para jóvenes)


HALLAZGO PROVIDENCIAL
Casi todas las imágenes famosas; patronas de regiones españolas, de ciudades, de pueblos... registran en su historia un hallazgo providencial.
Autor desconocido, antigüedad discutida.
Se las ocultó en tiempos de invasión extranjera, para librarlas de profanaciones. La invasión musulmana, la francesa....
Al cabo de muchos años se encontró casualmente, providencialmente, la venerada imagen en el tronco de un árbol, en el arco de una fuente, en el hueco de una ventana, en la cueva de un monte, en el agujero de una muralla.
Dispuso Dios que permaneciera escondida la imagen durante la furia iconoclasta, y cuando ser retiro la marejada, la volvió a presentar a la veneración de los fieles porque deseaba dispensar por medio de ella sus gracias.
Algo semejante sucedió con la imagen que lleva por advocación Nuestra Señora de los Buenos Libros.
Titulo de la Santísima Virgen desconocido en la Iglesia.
No se encuentra en los libros ni en los catálogos mariológicos españoles o extranjeros.
Fue en Valencia, a fines del siglo pasado, cuando el Cardenal Sancha creó una Asociación Pontificia y Diocesana de Nuestra Señora de los Buenos Libros y Prensa Católica, domiciliada en el Seminario Conciliar de Valencia.
Los fines que perseguía la asociación eran:
Recoger libros y revistas católicas para distribuirlos por los centros benéficos: cárceles y hospitales. Con este fin se instalaron grandes buzones en las iglesias.
Se creó una biblioteca católica ambulante.
La Asociación disponía de un periódico mensual, El Cruzado Valentino, que se distribuya a quien lo solicitaba o gratis mediante una limosna voluntaria.
Se facilitaba también la crítica de libros.
Esta Asociación necesitaba una patrona y se acogió a la Santísima Virgen.
Se encargó una imagen que llevaría la advocación de Nuestra Señora de los Buenos Libros.
La primera estatua se atribuye al escultor Valenciano Damián Pastor, y fue tallada en los estudios de Vergara.
La que actualmente va despertando el entusiasmo de los estudiosos es obra de otro escultor valenciano Sr. Ponsoda y está inspirado en una Virgen del Rosario de Vergara.
Talla hermosa de 1,45 metros. Esbelta, airosa. Los vestidos con movimiento barroco. El rostro encantador, cándido y sencillo.
La Virgen está de pie con el Niño Jesús en los brazos; Madre e Hijo tienen en las manos un libro en ademán de ofrecerlo.
La Asociación y la imagen fueron enriquecidas con numerosas indulgencias episcopales y pontificias.
San Pío X., gran amigo de los libros, que en su niñez andaba todos los días a pie catorce kilómetros para asistir a la escuela, miro con agrado esta nueva advocación de la Santísima Virgen, y el día 13 de febrero de 1910 concedió la bendición apostólica e indulgencia plenaria en la hora de la muerte a todos los socios presentes y futuros; indulgencia que se hacia extensiva a cuantas filiales se fundaran en la Diócesis de Valencia.
La fructuosa Asociación languideció hasta desaparecer; y la Virgen de los Buenos Libros fue a parar a una hornacina retirada y oscura de la iglesia del Salvador de Valencia.
Providencia de Dios, sin duda. El turbión comunista inundaría el suelo español y muchas imágenes veneradas quedarían convertidas en ceniza o en astillas.
La Virgen de los Buenos Libros, en el rincón oscuro de su hornacina valenciana, pasó desapercibida y se libró de la destrucción.
Hasta que sonó la hora providencial.
En el verano de 1961, un profesor de la universidad de Murcia, Congregante Mariano fervoroso, se hallaba en Valencia por razón de estudios.
En la noche del uno al dos de julio, a eso de las doce, unos turistas alemanes ser presentaron en la residencia del profesor murciano y demostraron interés por conocer el famoso Cristo que se venera en la iglesia del Salvador.
El profesor se prestó gustoso a enseñarlo.
La Iglesia estaba a oscuras. Buscando las llaves de la luz eléctrica, el profesor casualmente iluminó la hornacina de la Santísima Virgen.
Descubrimiento providencial…
El profesor se intereso por la belleza artística de la estatua.
Y el congregante se intereso mas por el significado que pudiera tener aquella imagen en actitud original.
Muchos turistas habían desfilado por el templo para admirar la gigantesca y artística talla del Santo Cristo. Nadie había reparado en la imagen arrinconada de la Virgen, que los años iban cubriendo de polvo y de telarañas.
Había sonado la hora providencial.
Se descerrajó la puerta de la hornacina, porque esa llave no se encontraba.
Algo así como los providenciales hallazgos de las Vírgenes famosas, destinadas a despertar el amor y el entusiasmo de un pueblo, de una región, de una nación entera en circunstancias especiales.
¿No habría parecida providencia en el casual descubrimiento de aquella imagen?
así pensó el profesor y el congregante murciano; y se propuso fomentar la devoción a Nuestra Señora de los Buenos Libros, sobre todo en el ambiente estudiantil que el respiraba.
Necesitaba la juventud este patrocinio de la Santísima Virgen.
Vivimos en la era de los libros. Un aluvión de prensa arrastra a la juventud. Predominan los libros perniciosos; saturados de ateísmo, de ideas disolventes, de pornografía.
La guerra fría o caliente, que sostiene sin tregua la humanidad, es una lucha de ideas; y el principal órgano difusor de las ideas es la prensa: el periódico, la revista, los libros.
En estas circunstancias ¿no será providencial la aparición de la Virgen con la advocación de los Buenos Libros?
Desde muy antiguo existen imágenes de la Virgen con algún libro a su lado.
El pincel de Murillo sorprendió la encantadora escena familiar de Santa Ana, que deja las labores y abre el libro para enseñar a su hija, la Niña María.
Muchos cuadros de la Anunciación presentan a la Santísima Virgen con un libro abierto delante.
Algunas Madonas italianas reproducen la imagen de María con el libro abierto a su lado.
En todos esos cuadros la Madre de Dios tiene el libro para utilizarlo Ella; en la imagen valenciana la Madre y el Hijo no utilizan ellos el libro; tienden la mano para ofrecerlo a los que se acercan.
Esto es lo original de la imagen, la razón por la que merece el titulo de Nuestra Señora de los Buenos Libros.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOS BUENOS LIBROS

"Virgen de los BUENOS LIBROS, Madre de Dios, Trono perfecto de la sabiduría, sed Vos la armadura y el escudo de mi fe, en defensa de mi mente contra el ateísmo infiltrado en las obras científicas y contra las ideas disolventes inoculadas en revistas y novelas. Concede a mi alma el equilibrio espiritual y a mi cuerpo el sosiego de todas las pasiones, que tu rostro refleja. Haz que ame a Jesucristo sobre todos los placeres y a mis hermanos los hombres con caridad universal, cimentada en el sacrificio. Sed Vos, Señora, norte y guía de mi vida, para que en los vaivenes de mi destino, a Vos solamente busque, para caminar juntos por los inciertos senderos de este mundo. Haced que mi corazón tenga siempre sed de Vos, que sois manantial de Verdad y de sana alegría. Llevadme a Jesucristo por quien espero, Señora, alcanzar la vida eterna. Así sea."
El Colegio Mayor Universitario "Sagrado Corazón" de Murcia, que fue el iniciador de la campaña para propagar entre los estudiantes la advocación de Nuestra Señora de los Buenos Libros, ha publicado también un hermoso libro con el mismo título, obra de Don Francisco Rico.
Juan Rey (S.J.)
Nuestra Señora de los Buenos Libros (Para Jóvenes)
Col. Folletos ID. 170-J - Santander; Editorial Sal Terrae; (1963)