|
El alma de las bibliotecas y Centros de documentación es el bibliotecario/a. El ha sido y es, el nexo entre el saber aquilatado, conservado y organizado en las nobles arquitecturas y la comunidad. Tiene responsabilidades, objetivos y obligaciones…pero esa alma corpórea es merecedora de los derechos que como Trabajador de la Información le corresponden; Este es nuestro desafió profesional: Construír a partir de nuestra propia identidad una organización genuina para los Bibliotecarios
sábado, 30 de marzo de 2013
Los chicos en las aulas (Solicitada)
viernes, 29 de marzo de 2013
Libros de JORGE LUIS BORGES digitalizados y listos para DESCARGAR (Biblioteca pijama surf)
Una selección de libros de
Jorge Luis Borges digitalizados y listos para descargar, un autor
imprescindible en la biografía lectora de cualquiera.
Jorge Luis Borges es, fuera de toda duda, uno de los escritores más importantes de la literatura, un hombre de imaginación verdaderamente singular que, sin embargo, tuvo el genio suficiente para convertir en una obra capaz de asombrar a cualquier persona, un refinado ejemplo de humanismo en su sentido más noble: aquel que abraza en el conocimiento y la curiosidad intelectual.
DISPONIBLES:
http://pijamasurf.com/2013/03/libros-de-jorge-luis-borges-digitalizados-y-listos-para-descargar-biblioteca-pijama-surf/
domingo, 24 de marzo de 2013
El LIBRO que el PAPA FRANCISCO le obsequió a la Presidenta CFK
sábado, 23 de marzo de 2013
24de Marzo: Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la JusticiaA
Fuente: http://es.wikipedia.org/
viernes, 22 de marzo de 2013
Qué hay en la Biblioteca de Francisco
Las pistas que dejan los libros que el nuevo pontífice recomienda a sus interlocutores
En sus tiempos de arzobispo, Jorge Bergoglio tenía un conjunto de libros de cabecera que pueden dar una pista de las predilecciones del Papa. Desde luego, no agotan las lecturas del papa Francisco, más variadas y caudalosas. Pero son los textos que él suele recomendar a las personas que se ponen bajo su guía espiritual:
El libro que tal vez más entusiasme al nuevo pontífice es El Señor, del célebre teólogo e historiador Romano Guardini.
Otra autora predilecta es la española Dolores Aleixandre. Es una monja del Sagrado Corazón de Jesús y teóloga de la Universidad de Comillas. Los títulos más divulgados por Bergoglio son Bautizados con fuego y Contar a Jesús.
El cardenal François-Xavier Nguyen van Thuan, que pasó 13 años en las cárceles del régimen vietnamita y es, como él, devoto ferviente de Santa Teresita de Lisieux, es otro de los preferidos. Sobre todo por Testigos de esperanza, los ejercicios espirituales predicados a Juan Pablo II.
El célebre cardenal Carlo María Martini, jesuita como él y fallecido el año pasado, figura con los comentarios bíblicos de Palabras para vivir y con Effatá, dedicado a la comunicación social.
Otro favorito de Francisco es el holandés Henri Nouwen, capellán de la Fundación El Arca y autor de El regreso del hijo pródigo.
Caminos de libertad, un libro fronterizo con la autoayuda, es otro de los recomendados de Bergoglio. Su autor es el benedictino Anselm Grün, un monje experto en finanzas y administración de empresas.
El cura español José Luis Martín Descalzo, fallecido en 1991, figura por su libro Testamento del pájaro solitario.
Al final, Ethel Mannin, autora de Tarde he llegado a amarte, anarquista pacifista inglesa que tuvo un conocido romance con Bertrand Russell, uno de los maestros del ateísmo.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1565401-que-hay-en-la-biblioteca-de-francisco
miércoles, 20 de marzo de 2013
H. González sigue siendo González y Bergoglio es el vicario de Cristo
De pronto, Horacio González se despabiló. Y proyectó sobre el flamante papa Francisco mucho de todo lo que debió callar en estos años de mansedumbre intelectual frente al kirchnerismo.
Precisamente el sábado último, en la asamblea de la muy dócil agrupación Carta Abierta, de la que es integrante y que tiene como sede natural la Biblioteca Nacional, que él dirige, comenzó a desplegar los ritos de un exorcismo singular. Ayer, en Página 12, los ratificó.
González ahora descubre peligros y acechanzas por todos lados, muchos más, incluso, que los que creyó entrever hace dos años cuando palpitó una conjura del mal, y armó una batahola inmensa, al anunciarse que Mario Vargas Llosa abriría la Feria del Libro.
En ese momento, hasta debió intervenir la Presidenta para bajar sus recalentados decibeles. Igual, su advertencia (como suele suceder con cualquier mecanismo de censura directa, sugerida o embozada) detonó un interés varias veces superior por la presentación del premio Nobel de Literatura. Terminó haciéndole un favor. Este año, en ese aspecto, puede estar más tranquilo porque la muestra literaria tendrá en el acto inaugural a un compañero de la agrupación oficialista que integra, Vicente Battista. Y todo estará al menos más controlado.
Pero ahora González tiene una pesadilla más grande: el papa Bergoglio. Como en un estado de alucinación ominosa, el director de la Biblioteca Nacional ve signos, gestualidades y palabras en el nuevo pontífice que le suenan familiares, pero que ahora podrían ser "mal utilizados". Sus advertencias, de todos modos, no podrían multiplicar aún más el interés por el papa Francisco porque desde que fue ungido por el cónclave de cardenales gran parte de Occidente no le saca los ojos de encima y parece embobado con sus dichos y maneras ideales para este mundo de economías maltrechas.
Se explica su preocupación: González tiene un diagnóstico sombrío por la aparición de un argentino por encima de Cristina Kirchner que, aunque no se lo proponga, disputará todo el tiempo tácitamente con ella el orden simbólico de cuestiones caras al oficialismo, al menos en el discurso: la justicia social, la desigualdad, la pobreza. Y, como si fuese poco, teme todavía más que se restablezca "el mito de la nación católica", que dé por tierra con el capital político actual y que se pongan de moda de vuelta los ultramontanos.
A González, que siempre ha parecido un tipo de costumbres austeras, lo fastidia que la gente repare en los zapatos gastados del Papa, como si hubiese alzado su voz cuando se aquilataban los mocasines de Néstor Kirchner, que hoy se veneran, junto con su birome, en el Museo del Bicentenario.
Le molesta al bibliotecario oficial que la gente y, especialmente, sus correligionarios saquen conclusiones apresuradas por fascinarse ante un papa que exhibe una cruz y un anillo menos lujosos y que abona de su bolsillo el hotel en que se alojaba. Pero, en cambio, González nunca vio nada digno de ser mencionado, aunque más no fuese en una reflexión al paso, sobre los hoteles, las cuentas poderosas y los bienes de los sumos pontífices del kirchnerismo.
González teme que cale popularmente hondo lo del "papa peronista" no sólo en algunos dirigentes cercanos al Gobierno, sino en los barrios humildes que ya conocían a Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires y el oficialismo simplemente lo ninguneaba dándole la espalda.
Lo del "papa peronista" es más una licencia periodística que una realidad que Bergoglio piense implementar de manera específica (como si eso fuera posible) en su recién iniciado papado. Pero a González ese rótulo le trae indeseadas resonancias de un pasado remoto: los años 70, cuando él y Bergoglio estaban en veredas enfrentadas del justicialismo.
El tema es que González sigue siendo González y Bergoglio es el vicario de Cristo. Son fuerzas desiguales.
Teme, tal vez, que el "cambio de clima" que se advierte haga de Francisco, aunque no lo quiera, un jugador clave en las elecciones de este año y, peor aún, que desde su vistoso trono de San Pedro bendiga a posibles candidatos presidenciales de 2015.
Lo intranquiliza algo inevitable y más cercano: las repercusiones aquí, porque aunque el Santo Padre siempre hablará desde una vidriera universal, todo, absolutamente todo lo que diga, aun aquello que pronuncie sin pensar en la Argentina, tendrá inmediato rebote entre nosotros y consecuencias inesperadas con dobles y triples lecturas.
Con una suerte de "infalibilidad" política, no se sabe emanada de dónde, González decreta que la visión de un "papa peronista" está "equivocada", pero que es "dificultoso descubrir la raíz del error".
González señala al papa Bergoglio casi como un falso peronista y lo acusa de conservador popular, una de las reconocidas cunas del justicialismo y partido de Vicente Solano Lima, vicepresidente del siempre reivindicado Héctor J. Cámpora.
No lo preocupó el feroz anticlericalismo espontáneo que inmovilizó al oficialismo en cuanto se supo que Bergoglio era papa. Sí, por el contrario, sufre con que a cada minuto que pasa más compañeros engrosan el bando de los eufóricos. Es que, más allá de creencias, festejan la llegada de un argentino a tales cumbres universales.
Negar la realidad a veces produce este tipo de desencantos
martes, 19 de marzo de 2013
Asumió el Papa Francisco
sábado, 16 de marzo de 2013
El nombre FRANCISCO del nuevo Papa : un homenaje a San Francisco de Asís
martes, 12 de marzo de 2013
Off Tópic: Los cinco países enemigos de Internet
La organización Reporteros Sin Fronteras denunció este martes a las empresas y naciones que espían a los internautas en el mundo. El régimen sirio es uno de los más implicados. La organización de defensa de la libertad de prensa Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció este martes el caso de cinco empresas cuya tecnología es, o ha sido, utilizada para espiar a internautas en el mundo.
|
sábado, 9 de marzo de 2013
Un paseo por las entrañas de la Biblioteca Nacional [Argentina]
La Biblioteca Nacional, ese edificio desnudo de hormigón armado, de corte brutalista, tiene un problema: no sabe cuántos libros alberga en sus depósitos.
jueves, 7 de marzo de 2013
Albert Speer: construir para destruir
Fue el arquitecto de Hitler, y sus libros de memorias, oscuros y trepidantes, son un testimonio de primera mano del horror del nazismo.
Con algo menos de treinta años, Albert Speer se convirtió en el supremo arquitecto del Tercer Reich, y en el hijo que Hitler hubiera querido tener. Speer (nacido en 1905 y muerto en 1981) sorteó los celos y las intrigas de sus rivales en la corte del Führer, criminales de la talla de Goëring, Himmler, Bormann. Llegó a ministro de Armamentos y consiguió que las fábricas funcionaran hasta el fin de la guerra, operadas por trabajadores esclavos. Judíos extraídos de los campos de concentración y de las zonas ocupadas que morían de extenuación en instalaciones soterradas para protegerlas de los bombardeos. Con la derrota fue procesado como criminal de guerra en el juicio de Nuremberg. Salió librado con una pena de cárcel, mientras que sus pares acabaron sus días en el extremo de una soga. A pesar de las prohibiciones, en Spandau se las ingenió para escribir sus memorias en cuanto trozo de papel pudo conseguir. Al salir, veinte años más tarde, las publicó bajo el título Dentro del Tercer Reich . El libro fue, y sigue siendo, un éxito. Lo tradujeron a treinta idiomas y vendió millones de ejemplares. En el ocaso de su vida, Speer se hizo rico. Se convirtió en estrella de los talk-shows, celebridad de la prensa y conferencista internacional. En Londres, la ciudad que aterrorizó con sus misiles, un ACV lo fulminó luego de la última entrevista, entre las miles que concedió. A los 76 años terminó una vida de éxitos con un solo fracaso rotundo: nunca consiguió recomponer la relación con sus seis hijos.
TESTIMONIO PRIVILEGIADO
El libro, en el que se basan muchísimas investigaciones serias, es uno de los más valiosos documentos de ese horroroso periodo de la historia. Se trata a la vez del argumento más demoledor del régimen nacional socialista y el relato apasionado de la vida cotidiana del poder nazi de un testigo privilegiado. No es de extrañar el extraordinario interés que despertó y que continuó con otros dos volúmenes: Infiltrado y Diario de Spandau . No cabe duda de que Speer tenía un don natural para la narración. Sus obras monumentales, esas que hicieron exclamar a su padre, también arquitecto: "Todos ustedes se han vuelto completamente locos", fue una arquitectura narrativa. La concreción en piedra y cemento de la ficción nazi, del delirio de Hitler. Speer resucitó el clasicismo griego, y lo exasperó, lo hizo más grande, más imponente. Construyó los decorados perfectos para que el Führer escenificara sus discursos, propagara la histeria colectiva e inoculara el odio. Le construyó un Olimpo, el hábitat del dios que Adolf creía ser. Para aventar cualquier duda que pudiera surgir sobre su divinidad, en el Campo Zeppelin, Speer montó una "catedral de luz", para que la masa lo adore. Entendió e interpretó a la perfección el cuento de Hitler y le proporcionó el marco imprescindible para que todo un pueblo lo hiciera propio. Los nazis no podrían haber hecho lo que hicieron si no hubieran tenido botas, nadie hubiera temido a un SS en zapatillas o sin los uniformes diseñados por Hugo Boss, el sastre que hoy está de moda entre los ejecutivos de las multinacionales. El nacional socialismo no hubiera sido lo que fue sin esa arquitectura narrativa desde donde el iluminado le impartía la comunión a la raza superior.
CONSTRUIR UNA IMAGEN DE GANADOR
Pero el sueño devino pesadilla, y el Reich de los mil años se hundió en la derrota. La barbarie nazi ya no pudo ser ignorada. Los aliados dispusieron la captura de la jerarquía nazi. El gobierno que sucedió al gabinete de Hitler se había instalado en un castillo cercano a la frontera danesa. Tres hombres callados llegaron al despacho de Speer: George Ball y Paul Nitze, directores del Estudio de Bombardeo Estratégico; y un economista, John Kenneth Galbraith, quien formó parte del equipo que debía evitar que la inflación en EE.UU. Afectará los esfuerzos de la guerra. Su misión: sacarle al ministro la mayor información posible antes del juicio. Dispusieron de él durante diez días en los que Speer colaboró ampliamente. No sólo les brindó todos los datos que le pidieron, también les indicó los lugares donde se guardaban documentos ultra secretos y les facilitó las llaves de las bóvedas. Ninguno de ellos reveló jamás qué se pidió ni qué se dio a cambio de tan valiosa data. Una vez exprimido, Speer fue entregado al Tribunal. Ahora sus lectores no eran nazis alucinados, sino militares rusos, americanos, ingleses y franceses. Los últimos tenían muchas cosas en común, pero los rusos eran huesos duros de roer. Tenía que conseguir que los tres últimos le perdonaran la vida y que se impusieran a los implacables soviéticos. En su estrategia defensiva había dos puntos muy difíciles de soslayar: los trabajadores esclavos y los campos de concentración. Speer no podía ignorar su existencia y el miserable rol que le hicieron jugar en la producción de armas y municiones. Speer no fue mejor que sus colegas nazis y como arquitecto no dejó nada de valor. Pero al narrador, se le ocurrió una fórmula genial: "Yo no lo supe; debí haberlo sabido, pude haberlo sabido, pero no lo supe". Una maniobra narrativa notable: no pudo haber participado de algo que ni siquiera sabía que existía. Sobre esta defensa construyó una figura simpática, seria, desenvuelta y arrepentida que, con lágrimas en los ojos, se declaró responsable una y otra vez, pero nunca culpable. Un nazi bueno. Sólo dos de los acusados se diferenciaron claramente del resto. Uno fue Goëring quien, despreciando la cobarde estrategia de sus colegas, de endilgarle la culpa a otros, dijo al tribunal: "Toda mi defensa puede resumirse en tres palabras: chúpenme el culo". En el otro extremo, Speer se distanció de uno y otros asumiendo su responsabilidad y mostrándose amable, colaborador, desenvuelto.
Excusó su "ceguera voluntaria" en una tipología muy fácil de digerir para los vencedores, el tipo de hombre que se estaba volviendo muy importante en todos los estados que participaron en la guerra: el técnico puro, el hombre brillante que no proviene de una clase social destacada, ni tiene antepasados gloriosos y cuyo único objetivo es abrirse camino en el mundo gracias a sus aptitudes de organizador. Su falta de espesor psicológico y la pericia con que maneja la organización de los medios de producción hacen de este tipo el sujeto descollante de aquella época y también de la actual. Aquel fue su tiempo, el momento en que a un joven buen mozo, elegante y desenvuelto, se le ofrece un éxito que no duda en tomar más allá de cualquier otra consideración. Con sus notables dotes de narrador se identificó con ese arquetipo consagrado que sigue vigente hasta el día de hoy. El ganador.
|